sábado, 18 de febrero de 2012

Inestable


Creo que necesito escribir para no consumirme. Recordé esta semana esa canción que dice que de amor ya no se muere; supongo que será cierto, pero, ¿y de desamor? 
Pobre Whitney, pienso, mientras veo como sus amigos la lloran escuchando canciones en su memoria. Cuando tanta gente te ama, ¿cómo puedes llegar a destruirte de esa manera? Quizá deberíamos tener una seria conversación el club de los corazones rotos, de las mentes torturadas por la culpa, la incertidumbre y la rumiación constante. 
Me he prometido a mí misma salir de este pozo tan feo y oscuro pero, cuando saco un poco la cabeza, algo me da un buen coscorrón. Es vomitivo como aquel que tanto te amó te hiere con palabras neutras. Esa falsa tranquilidad, ese fingir que no pasa nada cuando dentro tienes un huracán que arrasa contigo misma. Me digo a mí misma que si he vivido cuatro años de silencio, podré llevar la ruptura de una manera cuerda. No perderé los papeles, ni la llamaré llorando para escupir todos los sapos y culebras que guardo bajo la lengua. No. Seré racional y llevaré este dolor de la mejor forma posible. Lloraré por las noches cuando vea que el teléfono no suena y que no sonará o los domingos, cuando duerma la siesta sola. Quizá con alguna maldita canción ñoña o en una escena romántica de una de esas películas masoquistas que veo. 
Pero como me dijo Inma, volveré a ser yo. Lo asumiré, me volveré a enamorar locamente y a dar gracias a todos los dioses por la felicidad. Y jamás perderé el miedo a que se rompa. Porque la vida es como yo ahora mismo, frágil e inestable. Pero no hay más opciones que aceptarlo y disfrutarla. 

1 comentario:

Águeda Volta dijo...

Me siento como tú, Marta. Y desearía decirte que todo pasa con el tiempo, ese dolor, ese esperar a que algo pase, lo que sea, menos esa falsa tranquilidad; pero meses después aún no siento que sea así. Lo que sí creo es que con el tiempo me he encontrado a mí misma.
Mucho ánimo.